El pescado blanco tiene un contenido en grasas que no supera el 2%, concentrándose en su hígado, siendo un pescado más ligero y de fácil digestión. Este tipo de pescado encuentra su alimento cerca y no necesita desplazarse demasiado y por ello no necesita acumular grasas para realizar largos viajes. Entre los aportes nutricionales del pescado blanco están el alto índice de proteínas, sales minerales y gelatina que nos aportan. Además todos ellos son ricos en vitamina B. Se clasifican como pescado blanco el bacalao, el cabracho, el lenguado, la merluza, el rape, el gallo o el rodaballo.
El pescado azul en cambio, es más graso teniendo entre un 5-10% de grasa. La razón de acumular un mayor índice de grasa es porque realiza grandes viajes. La mayor parte de su grasa la acumulan en los tejidos del cuerpo. A pesar de ser un pescado más graso y calórico es imprescindible en la alimentación, porque los ácidos grasos que contienen ayudan a mantener la salud del corazón. Destacan entre ellos el oleico, linoleico (imprescindible, ya que el organismo no puede sintetizarlo, por lo que debemos conseguirlo a través de la alimentación) y el omega-3. Son ejemplos de pescado azul el emperador, el atún, el salmón, el bonito, la caballa o la sardina entre otros.
¿PORQUE ES TAN IMPORTANTE EL ACEITE DE OLIVA PARA ESPAÑA?
En la actualidad, España es el primer productor y exportador mundial de aceite de oliva. Según datos de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, nuestro país produce cerca del 50% de los aceites de oliva de todo el mundo.
El liderazgo de España en el sector se asienta en diversos factores. Cuenta con el 25% de la superficie de olivar del mundo, 2.584.564 hectáreas, donde se cultivan alrededor de 340 millones de olivos, según estimaciones de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español. España puede presumir además de atesorar 262 variedades diferentes de olivos, la mayoría autóctonos. De estas diversidades, todas de oliva virgen extra, 29 tienen denominación de origen protegida, un aval más de la excelencia del aceite de oliva español.
España también está a la cabeza mundial en producción, comercialización y exportación de aceites de oliva. Los últimos datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente reflejan una producción en la presente campaña oleícola (octubre 201/agosto 2016) de 1.397.900 toneladas hasta el mes de julio, lo que representa “un incremento de más del 66% con respecto a la campaña pasada y más de un 15% superior a la media de las cuatro últimas”.
Por su parte, la Interprofesional del Aceite de Oliva Español describe al sector uno de los más dinámicos del sistema agroalimentario español. “Actúa como motor fundamental de nuestra economía. Los aceites de oliva son el tercer producto agroalimentario más exportado por nuestro país, con un 10% de las ventas totales de nuestra agroindustria”.
España no exporta solo a sus mercados tradicionales como los países de la Unión Europea. Marcas de nuestro país como Carbonell, Hojiblanca o La Española han desembarcado en países como China, Rusia, India, México o África de Sur.
Las empresas españolas también han invertido en campañas de publicidad dirigidas a dar a conocer en el exterior la riqueza y calidad del aceite de oliva de nuestro país. Y es que hasta hace no mucho la producción de aceite español era desconocida en muchos países. Curiosamente, muchos de estos países consumían nuestro aceite sin saberlo, ya que las botellas que llegaban a sus países desde, por ejemplo, Italia — principal importador de aceite español a granel— no indicaban la procedencia del mismo.
La cantidad de agua que se usa día a día es elevada. Se usa agua para beber, para la ducha, para lavar ropa y vajilla; pero también se consume agua en la producción de alimentos, papel, ropa, industria, etc. que a veces se ignora que han participado en el proceso. Pocas personas son conscientes del uso directa o indirectamente que va entre 2000 y 5000 litros de agua por día. Esto se da porque las plantas convierten gran cantidad de agua en vapor de agua durante el crecimiento y producción del alimento.
La Huella hídrica o Huella de agua es un indicador que incluye el consumo de agua directo e indirecto de un consumidor o productor, comunidad o empresa y está definida como el volumen total de agua que necesita para producir los productos y servicios consumidos por los mismos. El uso del agua se mide en volumen de agua consumida (o evaporada) y/o contaminada por unidad de tiempo. La huella de agua es un indicador geográfico explícito, que no solo muestra volúmenes de uso y contaminación de agua, sino también los lugares. La huella hídrica de un país (o industria, o persona) se define como el volumen de agua necesaria para la producción de los productos y servicios consumidos por los habitantes de dicho país (o industria, o persona).
El consumo de agua en los hogares es muy poco representativo: tan sólo supone el 5% del gasto, frente al 80% de la agricultura y el 15% de la industria. Según el informe de la UNESCO elaborado en 2004, España es el tercer país con la huella hídrica más elevada por habitante y año. Con una media de 2.325 metros cúbicos al año, alrededor del 36% de esta huella hídrica se origina fuera de España, sólo por detrás de Estados Unidos con 2.483 m3, e Italia con 2.332. En términos absolutos, la huella hídrica total española es de 93,98 Kilómetros cúbicos/año, por encima de la media mundial fijada en 74,52.
No hay comentarios:
Publicar un comentario